Región y sociedad, vol. XXIX, núm. 68, 2017
El Colegio de Sonora
Salvador González Andrade salvador@colef.mx
El Colegio de Frontera Norte, México
Consuelo Andrea Bello Hernández rdo_consuelo_03@live.com.mx
COLEF, México
El propósito de Sergio de la Vega en Para contender con la pobreza es contribuir a la creación de una forma nueva de ver el problema de la pobreza, a través de la consolidación de conceptos y teorías novedosos, y abordarlo desde otra perspectiva de análisis, que permita ampliar y mejorar su significado oficial tradicional. El autor apunta que la pobreza ha trascendido a lo largo del tiempo, y que limita el desarrollo humano, social, económico y político; la importancia del tema hace que no pase inadvertido y que instituciones como la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), el Consejo Nacional de Evaluaciónn de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTPMP), entre otras, se dediquen a medirla y a catalogarla en pobreza moderada y extrema. Menciona que el surgimiento y los descubrimientos tecnológicos han contribuido a encontrar otras formas de difundir la información para redireccionar el análisis de las acciones para minimizar la pobreza, y darle un enfoque nuevo, a través de los programas sociales.
En esta obra se analiza la pobreza del 2000 a 2004, para crear un escenario de discusión del panorama cuantitativo entre lo que arrojan los datos oficiales y los no oficiales, o pobreza excluida, con base en los de la Encuesta nacional de ingresos y gastos de los hogares y del CTPMP. De la Vega recurre a otros autores para comparar los significados que éstos le han dado al término pobreza, además establece las características de un hogar, que deben considerarse para cuantificar y analizar la pobreza de una forma más escrupulosa; también examina la relevancia del Programa Oportunidades del año 2000 a 2005, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de Oportunidades, del CONEVAL y del CTPMP1 Por medio de gráficas y mapas cuantifica y muestra tanto a los hogares atendidos por el programa como a los excluidos de éste, y también revisa a las localidades marginadas de él.
De la Vega inicia su análisis con la frase: “Medir no basta para entender, medir no es suficiente para conocer” (p. 9), así le da un enfoque nuevo al problema de la pobreza. En el título de la obra, “contender” alude a enfrentar la pobreza de otra manera, pues las propuestas planteadas a lo largo del tiempo para combatirla no han surtido un efecto total, por lo cual es importante presentar alternativas. En el primer capítulo, él utiliza datos de la SEDESOL del año 2000 a 2004, y describe a la pobreza apoyándose en la clasificación del CTPMP, que establece tres categorías de análisis: pobre alimentario, pobre de capacidades y pobre de patrimonio; le da una interpretación nueva y mejor a los datos oficiales, que aseguran que la pobreza fue disminuyendo en términos porcentuales en dicho periodo. Así establece una crítica entre la pobreza oficial y la estimada por él como excluyente, que corresponde a los datos no oficiales; concluye que éstos no concuerdan con el análisis sobre los pobres excluidos, y hace constar que la pobreza aumenta a pesar de las acciones de los programas sociales para combatirla.
En el segundo capítulo, De la Vega menciona y critica a varios autores que se enfocan en la medición de la pobreza, pero que no brindan características concretas del contexto en el que se desarrolla. Algunos de ellos quieren analizarla pero sólo se limitan a medirla, y describen las condiciones de vida de las personas pobres, las características del hogar, la escolaridad del jefe de familia, su edad y el tipo de hogar al que pertenece según la cantidad de integrantes de la familia y el ingreso mensual para subsistir, también revisan las viviendas y su equipamiento. El autor alude a los criterios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para considerar cinco sectores de la población, como objetivo de la inclusión social: mujeres, afrodescendientes, pueblos indígenas, personas con discapacidad e individuos que viven con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Se apoya en Buvinic et al. (2004), quienes colaboraron en la investigación “Inclusión social y desarrollo económico en América Latina”, del BID, para conceptualizar el término de “exclusión social”, y afirma que la inversión pública es necesaria para promover la inclusión.
En el capítulo tercero expone el panorama cuantitativo oficial de la pobreza en rural y urbana a escala nacional, con datos del CTPMP entre los años 2000 y 2004. Con esa base, De la Vega despliega otra realidad y enfoca su análisis en la pobreza excluyente. Además, mediante gráficos, ilustra las diferencias y los efectos de la pobreza oficial y la excluyente en términos rurales y urbanos. De nueva cuenta concluye que la pobreza ha aumentado, y que los datos oficiales que muestran su disminución omiten el desarrollo de los tipos de pobreza que proponen.
A través de tablas y gráficas, realizadas con datos del INEGI, Oportunidades y del CTPMP, en el cuarto capítulo el autor verifica los logros y cobertura nacional del Programa Oportunidades del año 2000 a 2005, cuyo proyecto original estaba enfocado a convencer a la sociedad y a los gobiernos de que había más pobres y que también podían ser cuantificados y localizados; para contribuir al combate a la pobreza pretendía fomentar la inclusión social, para ayudar a las clases más vulnerables. Si bien no es posible calificar negativamente al programa, sin embargo tampoco lo es festejar los resultados, ya que aún falta mucho por hacer. Los más beneficiados han sido los pobres de alimento, pues reciben mayor ayuda en comparación con las personas pobres por capacidades o patrimonio. Sin embargo, este apoyo no trasciende el acontecer cotidiano, ya que los receptores más bien se convierten en dependientes de él, pues no se les proporcionan las herramientas ni la capacitación suficiente para superar su realidad.
En el capítulo quinto, De la Vega hace una propuesta metodológica, apoyado en trabajos de Gordon (2004), Boltvinik, (2004) y Salama (1994),2 entre otros, para definir tres conceptos importantes: pobre, pobreza y empobrecimiento; indica que todos están íntimamente relacionados en aspectos estáticos y dinámicos. También da una explicación breve sobre el desarrollo de pobreza rural y del empobrecimiento: el pobre se manifiesta en un sujeto, la pobreza en un contexto y el empobrecimiento en un conjunto de hechos o acciones que ocasionaron que un sector de la población llegara a tener problemas de acceso económico-social a bienes y servicios.
En el capítulo sexto, con base en datos de Oportunidades, del INEGI y del Consejo Nacional de Población, De la Vega presenta estadísticas relacionadas con las familias beneficiadas por Oportunidades del año 2000 a 2005, también contabiliza a los municipios y a las localidades apoyados por dicho programa. Hace referencia a dos índices importantes que se complementan en el análisis a la pobreza: el de marginación y el de contraste, ambos son necesarios para la detección de niveles de marginación de las localidades y de pobres, además el segundo es útil para brindarles a éstos una atención diferenciada. Cada índice está compuesto por nueve variables, pero con pesos diferentes, el de marginación construido determinó las comunidades que se debían atender por su alta marginación; sus componentes explican las deficiencias en características como: piso de tierra, primaria incompleta, analfabetismo, drenaje, agua, asistencia a la escuela y electricidad, entre otros.
El índice de contraste va de la mano con el de marginación, pero se enfoca en medir el peso que tienen las variables citadas y en determinar cuáles son las más comunes entre la población. Las localidades marginadas de Oportunidades presentan un índice de contraste extremo. La pobreza es la causa principal de que la población no asista a la escuela, que su educación primaria sea incompleta y del analfabetismo, esas variables definen el grado de marginación, por lo tanto se deben contemplar aspectos para atacarlas. Por otra parte, si en las comunidades el problema es de vivienda, falta de agua y de drenaje y piso de tierra, la atención debe centrarse en los servicios, y sería necesario reforzar su infraestructura.También, el autor refiere que el análisis digital aplicado a la medición multidimensional de pobreza ayuda a definir líneas específicas de acción.
De la Vega concluye que los resultados de Oportunidades son visibles para quienes reciben los beneficios, pero no resuelven la pobreza, por lo que se debe realizar una modificación estructural que incluya a las localidades excluidas. La medición se centra en la persona pobre, pero no en la pobreza misma, por ello reafirma la necesidad de diferenciar tres conceptos importantes: pobre, pobreza y empobrecimiento. Agrega que la tecnología puede brindar grandes beneficios para el combate a la pobreza, sin embargo no se ha sabido utilizar. Explica que para contender con la pobreza las acciones deben dirigirse a cuatro elementos fundamentales: empleo, redistribución, salarios y soberanía alimentaria. Afirma que mientras no se modifiquen los criterios actuales, no se podrán optimizar los recursos para hacerle frente a la pobreza; los empleos deben modificar sus salarios. En cuanto a la soberanía alimentaria, plantea que se debe consumir lo que se produce, en defensa del mercado nacional. Además, critica la metodología utilizada en los documentos oficiales internacionales, cuyo propósito es disminuir la cantidad de pobres, y definir las políticas concretas en los programas gubernamentales, se plantea con argumentos desordenados e informales que se contradicen con la metodología de las ciencias sociales. Alude a que todo elemento de la ciencia social nos debe acercar al entendimiento de la sociedad en sus múltiples manifestaciones, lo que para algunos representa una trasformación de la sociedad.
El libro muestra lo que hay detrás de los datos oficiales de la pobreza, aporta argumentos que permiten verla desde un marco que identifica sus particularidades, donde se analizan y detectan algunas de las deficiencias que existen en el actual plan de acción para su combate.
El autor se enfoca en describir un panorama general sobre el significado y tratamiento de la pobreza, aborda datos no oficiales y oficiales de la SEDESOL y del CONEVAL para explicarla, hace una introducción breve de las consecuencias de la implementación del Programa Prospera; afirma que la pobreza es un problema tan antiguo como la sociedad misma, y los esfuerzos por parte del sector público y de las instituciones no han contribuido a la implementación de acciones que frenen el incremento de personas en situación de pobreza. Sin embargo, añade que podría manejar más aspectos relacionados con políticas públicas para argumentar su propuesta metodológica, basada en la conceptualización de pobre, pobre para los programas, empobrecimiento y desarrollo de pobreza rural, entre otros. Además, es importante profundizar y analizar los efectos políticos, económicos e históricos de Prospera -antes Oportunidades- en el presupuesto de egresos de la federación. Ello es útil para saber cuánto cuesta contender con la pobreza en México, y para responder a la hipótesis de si un mayor gasto gubernamental en los programas sociales y en las políticas públicas minimiza el paradigma de la pobreza.
Para contender con la pobreza es un libro recomendable porque aborda aspectos analíticos y específicos en un escenario de exclusión social en México, debido a la pobreza de la población; es importante leer esta obra para entender por qué el combate a la pobreza no ha surtido efecto a corto y mediano plazo.
Notas
1 Documentos referidos en la obra de Sergio de la Vega, Para contender con la pobreza (2014).
Notas
2 Estos documentos están citados por Sergio de la Vega en la obra Para contender con la pobreza (2014).