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La evolución de Ixtapa-Zihuatanejo, México, desde el modelo del ciclo de vida del destino turístico
Evolution of Ixtapa-Zihuatanejo, Mexico, from the life cycle as a tourism destination model

Región y sociedad, vol. 31, 2019

El Colegio de Sonora

Maribel Osorio García

Universidad Autónoma del Estado de México, Mexico

Marie Eugenie Deverdum Reyna

Universidad Autónoma del Estado de México, Mexico

Martha Marivel Mendoza Ontiveros

Universidad Autónoma del Estado de México, Mexico

Jazmín Benítez López

Universidad de Quintana Roo, Mexico

Recepción: 04 Diciembre 2017

Aceptación: 10 Mayo 2018

Resumen: El objetivo de este artículo es analizar el Centro Integralmente Planificado de Ixtapa-Zihuatanejo a cuatro décadas de su creación, para distinguir la condición que prevalece en su trayectoria de desarrollo, los factores exógenos y endógenos que han influido en ella, y los cambios y las problemáticas generados, y así demostrar que en la actualidad muestra signos claros de declive. Para ello se cuestiona su desarrollo, de acuerdo con el modelo del ciclo de vida como destino turístico de Butler. Se retoma el modelo metodológico propuesto por la Comisión Europea y, mediante investigación documental y de campo, se enriquecen sus variables urbanas y económicas. Se concluye que Ixtapa-Zihuatanejo detuvo su desarrollo planificado como destino turístico internacional, a principios del siglo XXI, cuando comenzó a mostrar signos de declive y cambió su dinámica turística, para sostenerse como destino nacional.

Palabras clave: destinos turísticos, ciclo de vida, desarrollo turístico, Ixtapa-Zihuatanejo.

Abstract: This article’s purpose is to analyze the Integrally Planned Center of Ixtapa-Zihuatanejo in order to distinguish the status prevailing in its evolution, according to Butler’s life cycle as a tourism destination model. The methodology applied by the European Commission is used in order to demonstrate that there are currently clear signs of decline, such as the reconfiguration of tourism flows and the decrease in the stay, seasonality and occupancy indicators. Although there is no statistical information available to work with the indicators required by methodology, the exogenous and endogenous factors, which have influenced the trajectory, as well as the changes and problems generated, are characterized. It follows that Ixtapa-Zihuatanejo’s planned development halted as an international tourism destination at the beginning of the 21st century, when it started to show signs of decline and it changed its dynamics from an international destination to a national one.

Keywords: tourism destinations, life cycle, tourism development, Ixtapa-Zihuatanejo.

Introducción

La movilidad del turismo es importante para México, en 2016 se contabilizaron 34.9 millones de llegadas de turistas internacionales, de los cuales 20.4 millones fueron de internación (Banco de México, 2017), cuya movilidad se manifestó en los ámbitos regionales y locales de manera diferenciada, y se concentró en los lugares que se eligieron para que se especializaran en turismo extranjero, como parte de la estrategia gubernamental denominada Centros Integralmente Planeados (CIP). Tal es el caso de Ixtapa-Zihuatanejo (I-Z), en el estado de Guerrero, creado en 1974 por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), para desconcentrar el puerto de Acapulco, y ofrecer otro atractivo de sol y playa a este segmento turístico.

La estrategia de planificación integral seguida por FONATUR en los años setenta para crear los CIP, en regiones marginadas con recursos naturales de gran potencialidad, fue aplicada por primera vez en Cancún, en Quintana Roo; en I-Z, Guerrero, y en Loreto y Los Cabos, en Baja California Sur, para detonar desarrollo turístico que generara empleo, captara divisas y propiciara un equilibrio regional (Dávila, 2014), con base en la teoría de los polos de desarrollo industrial de Perraux (Hiernaux, 1985). A este grupo se le sumó Huatulco, Oaxaca, al inicio de la década de 1980. La trayectoria de cada CIP ha sido diferente, Cancún cumplió mayormente la expectativa proyectada, en cambio el éxito de los otros ha sido menor (Secretaría de Turismo [SECTUR], 2000).

El CIP Ixtapa-Zihuatanejo ha sido objeto de estudio de varias investigaciones (Bravo, 1994; Brenner, 1999; Hernández-Lobato, Solís-Radilla, Moliner-Tena y Sánchez-García, 2006; SECTUR, 2012, 2013), que han aportado análisis sobre los alcances y las limitaciones que se observan en su proceso de desarrollo turístico. En 2012, SECTUR evaluó el desempeño de 50 destinos, y ubicó a I-Z en una etapa de “desarrollo” (2012, p. 207), de acuerdo con el modelo del ciclo de vida del destino turístico (CVDT), de Butler, y obtuvo un índice de desempeño turístico de 3.04 (de un rango máximo de 17.4 y mínimo de -2.8), se colocó en el lugar 16 de todos los destinos considerados en el estudio. Ubicar a I-Z en una etapa de desarrollo implica que su evolución se encuentra en una fase de crecimiento, previa al momento de consolidación, al menos en la lógica del modelo mencionado.

El CVDT se ha utilizado profusamente, para dimensionar los cambios en los espacios turísticos de localidades o regiones (García, Reinares y Armelini, 2012), para caracterizar la etapa de evolución en la que se encuentran y conocer los beneficios y perjuicios generados por ésta. Investigaciones recientes en China (Yang, Ryan y Zhang, 2014), Grecia (Michailidou, Vlachokostas, Moussiopoulos y Maleka, 2016), España (García-Ayllon, 2015), Malasia (Shida, Abdul, Badaruddin y Azizi, 2015) y Korea (Lee y Weaver, 2014) han aplicado dicho modelo como soporte teórico explicativo para sus diagnósticos. De esta manera, pese a sus críticas, el CVDT continúa siendo una herramienta útil para identificar la situación de los destinos de acuerdo con su etapa de evolución y da pie para plantear dos cuestionamientos: ¿se encuentra I-Z en una trayectoria de desarrollo o de declive?, y ¿qué problemáticas económicas, urbanas, ambientales y sociales se han producido en su trayectoria? El objetivo de este artículo es analizar el CVDT de I-Z para distinguir la condición que prevalece en su trayectoria, los factores exógenos y endógenos que han influido en ella y los cambios y las problemáticas generados. El texto consta de tres apartados, el primero expone el modelo del CVDT, se caracteriza a cada etapa y se mencionan las críticas principales que se le han hecho. El segundo incluye la metodología, con la descripción de la investigación documental y la de campo, que se dividen en dos líneas de análisis, para corresponder a las preguntas de investigación. En el tercero están los hallazgos, divididos también en dos líneas de análisis: las etapas y los factores del CVDT, y los cambios y las problemáticas en I-Z y, por último, las conclusiones.

El modelo del CVDT: planteamiento y críticas

El CVDT se originó en un artículo de Richard Butler (1980), y representa uno de los paradigmas esenciales en torno al desarrollo de los destinos turísticos (Harrison, 1995; Lundtorp y Wanhill, 2001). Christaller (1964) ya había identificado estadios en el progreso de los destinos turísticos en cuyo crecimiento se detectaban ciertas regularidades. Alimentado con el modelo del ciclo de vida del producto y con los de población de la vida salvaje, Butler (2006) diseñó uno para explicar las trasformaciones de los destinos turísticos, para lo que tomó, como criterio fundamental, la capacidad de carga para definir sus etapas (ver Tabla 1).

Tabla 1
Etapas del modelo de CVDT

En las etapas de exploración e implicación se establece que la capacidad de carga es menor al total de habitantes; en las de desarrollo, consolidación y estancamiento, el número de turistas excede al total de habitantes durante la temporada alta. De acuerdo con Butler (2012), los cambios en la evolución hipotética del CVDT son producidos por factores exógenos y endógenos. Los primeros constituyen la dinámica del destino y se vinculan con la política, la tecnología y la economía, entre otros; los segundos conforman la sinergia, y se corresponden con las trasformaciones en la infraestructura, la demanda y la oferta turísticas.

Según el modelo, en la etapa de desarrollo es cuando los cambios generados por la intervención gubernamental planificada y el dinamismo procedente de inversiones externas detonan el crecimiento del destino, hasta hacerlo figurar en el mercado turístico. A partir de aquí, la inercia lo conduce a la consolidación, reconocida por el carácter internacional de su demanda y empresas turísticas, hasta que dicha inercia genera una entropía que modifica las condiciones iniciales favorables.

Las críticas en torno a las limitaciones del modelo de Butler han sido profusas (Aguiló, Alegre y Sard, 2005; Ap, 1992; Bianchi, 1994; Deery, Jago y Fredline, 2012; Haywood, 1986; López, 2011; Lundtorp y Wanhill, 2001; Ma y Hassink, 2013; McKercher, 1999, 2005; Russell y Faulkner, 1999; Soares, Gandara e Ivars, 2012; Vera et al., 2013). Sus señalamientos principales están relacionados con: a) la falta de claridad sobre la forma de medir la capacidad de carga y su insuficiencia como indicador general de los cambios; b) la imprecisión de los criterios e indicadores para definir cada etapa; c) la ausencia explicativa de su conexión con los aspectos de mercadotecnia y competitividad; d) la estandarización del comportamiento empresarial; e) la desconsideración de las particularidades del espacio para entender la trayectoria del destino y f) la fundamentación epistemológica de la evolución, con base en un paradigma lineal cartesiano. Para superar dichas críticas, Butler (2011) y otros teóricos (Agarwal, 2002; Diedrich y García-Buades, 2009; Garay y Cánoves, 2011; Getz, 1992; Kozak y Martin, 2012; Kristjánsdóttir, 2016; López-Bonilla y López-Bonilla, 2008; Ma y Hassink, 2013, Soares et al., 2012) han conjuntado teorías y metodologías para llenar los vacíos del modelo original del CVDT, fortalecer su rigurosidad y superar sus limitaciones.

En este artículo la atención se centra en lo señalado por Hovinen (2002), quien demuestra que las etapas no son secuenciales, sino que hay coexistencia entre ellas, incluso entre el crecimiento y el estancamiento, dependiendo del comportamiento de los factores. El declive se identifica cuando un destino de tradición turística presenta un conjunto de signos negativos, tanto de carácter endógeno como exógeno (Comisión Europea, 2004). Soares et al. (2012) desarrollaron una matriz que vincula a las etapas del CVDT con los cambios económicos, socioculturales y ambientales, y ubicaron que en la de exploración el beneficio económico es alto y hay pocos problemas, también que en la de declive el beneficio económico es bajo y hay muchos problemas ambientales y socioculturales. De acuerdo con estas posturas, hay una articulación entre los factores endógenos y exógenos negativos y las problemáticas ambientales y socioculturales que convergen, para identificar que un destino se encuentra en declive.

Metodología

La investigación se perfiló sobre las consideraciones ya comentadas, en dos líneas de análisis: a) la caracterización de las etapas del CVDT y la identificación de los factores exógenos y endógenos, que otorgan los signos del declive, y b) la referida a los cambios y problemas económicos, urbanísticos, ambientales y sociales que experimenta el destino. Para la identificación de los signos de declive se retoman las categorías establecidas en la metodología de la Comisión Europea (2004, p. 13), que aparecen en la Tabla 2.

Tabla 2
Categorías y variables de los signos de declive del CVDT aplicadas a I-Z

Cabe aclarar que en la categoría de las dificultades para garantizar un turismo sostenible se incorporaron, por una parte, las consideraciones de Vera et al. (2013) sobre el crecimiento poblacional y urbano, que se produce con regularidad en destinos turísticos de litoral y, por otra, la variable sobre el empleo (personal ocupado), que se torna estructural en el caso de estudio (Telfer y Sharpley, 2016). Estos elementos enriquecieron el análisis de los cambios y problemas económicos, urbanísticos, ambientales y sociales del destino.

Para obtener información se consultaron documentos oficiales, páginas web y bases de datos estadísticas sobre el comportamiento de la demanda y la oferta turísticas del sistema de información Datatur, de la guía de los indicadores establecidos por Soares et al. (2012, p. 30). Además, se recurrió a los sistemas de información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y del Consejo Nacional de Población (CONAPO),1 así como a investigaciones especializadas y documentos oficiales sobre I-Z (Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta, 2014, 2016; SECTUR, 2012, 2013). La identificación de los ritmos históricos de crecimiento de las variables con información suficiente se calculó con la tasa de crecimiento media anual (TCMA).

La investigación de campo se realizó mediante observación directa, entrevistas a personas clave y a un grupo de enfoque, se recabó información in situ sobre los aspectos económicos, urbanísticos, ambientales y sociales de la población de Zihuatanejo. Se entrevistó a quienes tenían un cargo de autoridad, con toma de decisiones, o uno de representación de alguna agrupación civil vinculada con el turismo, entre el 2 y 5 de mayo de 2016: tres funcionarios del Ayuntamiento de Zihuatanejo (responsables de turismo, medio ambiente y desarrollo urbano) y uno del gobierno de Guerrero (delegado de Turismo, División Costa Grande); dos miembros de cooperativas (pescadores y lancheros), y un representante de la Asociación de Restauranteros de Zihuatanejo. La entrevista al grupo de enfoque se llevó a cabo el 3 de mayo de 2016, en la unidad Zihuatanejo de la Universidad Autónoma de Guerrero, y estuvo integrado por 25 habitantes de la localidad, entre profesores, alumnos, familiares y amigos, todos con más de cinco años de residencia en el lugar.

Hallazgos sobre la evolución del CVDT de I-Z

Zihuatanejo se ubica en la bahía del mismo nombre, en la Costa Grande de Guerrero, en el litoral del Pacífico mexicano (ver Figura 1).


Figura 1
Localización de Ixtapa-Zihuatanejo, Guerrero, México
Fuente: elaboración propia, con base en el INEGI. Mapa digital de México (http://gaia.inegi.org.mx/mdm6/?v=bGF0OjE3LjY2MjQwLGxvbjotMTAxLjU3ODY4LHo6OCxsOmMxMTFzZXJ2aWNpb3N8dGMxMTFzZXJ2aWNpb3M).

Durante el Virreinato, el sitio fungió como parada de los galeones españoles que arribaban al cercano puerto de Acapulco, así se formó un poblado pesquero que se mantuvo de la producción de cacao, algodón, ganado y copra, a partir del siglo XVI y hasta las primeras décadas del XX (Mombelli, 2010), cuando se trasformó en el ejido de Zihuatanejo (Proceso, 1987).

Etapas: exploración, implicación, desarrollo y estancamiento

A partir de la década de 1940 la región se empezó a trasformar. El puerto de Acapulco comenzó su desarrollo como centro turístico internacional, dirigido primordialmente al mercado estadounidense, que buscaba lugares de playa alternativos, ante el conflicto bélico que se vivía en Europa por la segunda guerra mundial. En este contexto, por cercanía con Acapulco (254.1 km), Zihuatanejo empezó a recibir aventureros y visitantes, en los años cincuenta y sesenta, atraídos por lo apacible de su costa y la belleza de sus recursos naturales. Debido a esto, a partir de 1956 se estableció la primera ruta comercial aérea con Ciudad de México, y aparecieron los primeros negocios turísticos de iniciativa local (hoteles Catalina, Irma y Raúl 3 Marías), así como la renta de equipo e instrucción de buceo (El Sur, 2004; Enciclopedia guerrerense, s. f.). Desde entonces, al “pequeño pueblo de pescadores” acudían visitantes que gustaban del buceo, la pesca deportiva y las actividades recreativas y, a partir de 1971, con la llegada del primer barco de procedencia extranjera, se convirtió en un puerto a donde arribaban cruceros.

Cuando el gobierno mexicano decidió implementar la estrategia de creación de los CIP, a principios de la década de 1970, la comunidad se opuso a que el complejo se estableciera en la población asentada, ya que significaba el despojo de sus terrenos, por lo que la empresa Inmobiliaria Fraccionamientos Turísticos, S. A., optó por reubicar el polígono del CIP a 8.5 km al noroeste (ver Figura 1), y expropiar 400 hectáreas del ejido de Zihuatanejo. De acuerdo con FONATUR,2 este CIP fue el primero financiado por el Banco Mundial, cuya superficie era de 2 016 ha, se instaló la infraestructura básica, las vialidades, la marina, el campo de golf y el aeropuerto internacional, que comenzó las operaciones en 1974. Para finales de los años setenta y principios de los ochenta, Ixtapa ya contaba con varios hoteles de capital nacional e internacional: Sheraton, Presidente, Dorado Pacífico, Krystal, Club Mediterranée, Westin Brisas Ixtapa, Villa Mexicana y Posada Real,3 los que representaron la hotelería corporativa de acuerdo con el modelo turístico masificado de sol y playa, implementado por el gobierno mexicano (SECTUR, 2000). Las décadas de 1980 y 1990 fueron las más “exitosas” del turismo internacional, cuando su comportamiento prácticamente definía el movimiento turístico de la demanda total, con una marcada correlación desde 1986 hasta 2001 (ver Figura 2).


Figura 2
Llegadas de turistas al CIP Ixtapa-Zihuatanejo, 1986-2016
Fuente: elaboración propia, a partir de los datos del Datatur.Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica de Turismo-SNIEGT. Llegada de turistas. http://www.datatur.sectur.gob.mx:81/Reportes/Reportes.aspx

De igual forma, la oferta promedio de cuartos se incrementó durante dicho lapso, alcanzó su pico más alto en 2002, cuando se contabilizaron más de 6 000 cuartos disponibles (Datatur). Salvo pequeñas oscilaciones, la tendencia tanto de la llegada de turistas como de la oferta de cuartos fue a la alza durante el siglo pasado, sin embargo, a partir del año 2000, el comportamiento se modificó. En 2001, tras un repunte, que duplicó la llegada de turistas extranjeros (TE), al año siguiente hubo una franca caída en este segmento y una tendencia descendente, con una TCMA de 1%; en 2012 se registró la cifra histórica más baja de la afluencia de TE en 20 años. Por su parte, los turistas nacionales (TN) incrementaron su participación en la demanda, de manera dominante, en 2015 rebasaron los 800 000, y alcanzaron por primera vez el millón. A partir del año 2000 la trayectoria de la demanda la determinan los TN, que registraron una TMCA de 5% en 20 años (ver Figura 3 y 4).


Figura 3
Bahía de Zihuatanejo
Fuente: fotografía de Maribel Osorio García.


Figura 4
Marina de Ixtapa
Fuente: fotografía de Maribel Osorio García.

El cambio de un mercado “equilibradamente mixto” (TE+TN) durante el siglo pasado, a uno de mayoría nacional, en el presente, implicó cambios en las pautas de comportamiento turístico: la ocupación hotelera aumentó de 48.56%, en el año 2000, a 54.37, en 2015, sin embargo la estadía promedio bajó de 4.02, en 1986, a 2.01, en 2016 (ver Figura 5), lo que representa una permanencia de un fin de semana.


Figura 5
Estadía en el CIP Ixtapa-Zihuatanejo, 1986-2016
Fuente: Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta (2016, p. 124); Datatur. Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica de Turismo-SNIEGT Actividad hotelera. http://www.datatur.sectur.gob.mx:81/Reportes/Reportes.aspx

Entonces, se acentúa la estacionalidad, puesto que la movilidad del TN está altamente sujeta a periodos vacacionales y fines de semana. Al corte de 2012, el nivel de satisfacción del turista era de 8.58, por debajo del promedio de 8.72, de los cuatro destinos de playa incluidos en el estudio de desempeño de SECTUR (2012). Cabe señalar que la TCMA de la demanda turística total se fija en un ritmo de 6%, pero la oferta de cuartos no creció a la par, ya que registra una TCMA de 1%, se estabilizó en el rango de los 5 000 cuartos de 2008 en adelante.

Factores exógenos y endógenos

¿Qué ocasionó el cambio? De acuerdo con la información obtenida en la investigación, hubo una combinación de factores endógenos y exógenos que alteraron la dinámica e inercia del destino. Entre los externos, se identifican los de tipo político, económico, de competencia y la publicidad negativa:

  • La crisis de seguridad internacional es lo que explica mejor la caída del turismo internacional en I-Z; el que llegaba a este CIP provenía mayoritariamente de Estados Unidos (SECTUR, 2013), por lo que las medidas de seguridad para el tráfico aéreo que adoptó el gobierno estadounidense, ante el ataque terrorista a las Torres Gemelas en Nueva York en 2001, además del miedo colectivo a desplazarse a lugares poco seguros (El País, 2011), provocó la caída del flujo aéreo internacional a México, en general, y a I-Z, en particular.

  • La crisis financiera y económica de 2008, atribuida al colapso del mercado hipotecario y la caída de grandes bancos de inversión, detonó una crisis de producción y empleo en Estados Unidos que repercutió en el ingreso de millones de personas y sus posibilidades de gasto (Zurita, Martínez y Rodríguez, 2009). En consecuencia, en México se produjo una fuerte recesión en el sector de exportaciones y una disminución del flujo de visitantes extranjeros, que provocó una caída general en su afluencia que se prolongó hasta 2011 en el ámbito nacional y hasta 2012 en I-Z.

  • Desde 1990, en el exterior se proyectó la imagen de México como un país violento, y a partir de los años 2000 como la de uno “narcoviolento” (Bergman, 2012; Nexos, 2009). En este contexto, se ha señalado a Guerrero como un estado de los “más violentos”, por fungir como territorio en disputa de los cárteles de la droga (Daniel y Zepeda, 2015). En Estados Unidos, el Departamento de Estado emite sistemáticamente alertas para advertir o prohibir a sus ciudadanos viajar a Guerrero (El Economista, 2014; El Universal, 2011, 2016). Para revertir esta imagen, Zihuatanejo obtuvo el certificado de Ciudad Internacional de la Paz en América Latina ante la Organización de las Naciones Unidas, desde 2013, con lo que se logró que las alertas afirmen que I-Z es un lugar seguro para visitar (U.S. Department of State-Bureau of Consular Affairs, 2016), sin que se revierta la minada confianza en su nivel de seguridad (SECTUR, 2012).

  • Pese a las crisis de seguridad y la económica mencionadas, Cancún, Cozumel y Tulum incrementaron su afluencia turística, mantuvieron una imagen de seguridad internacional y ampliaron su oferta de destinos y productos (Riviera Maya), lo que posicionó al estado de Quintana Roo como el más competitivo de México en materia turística (Instituto de Competitividad del Tecnológico de Monterrey, 2012). Este nuevo espacio resultó más atractivo para los TE que antes visitaban los puertos de Guerrero.

Los factores internos son los vinculados con el flujo de visitantes y la calidad del destino:

  • la mejora de la conectividad nacional aérea y terrestre significó una apertura a nuevos flujos turísticos hacia I-Z. Las aerolíneas de bajo costo (Interjet, Volaris y Viva Aerobus) abrieron rutas a I-Z desde la segunda mitad de los años 2000, aunque este movimiento no se logró sostener en la década siguiente. Sin embargo, en 2005, la construcción de la autopista Siglo XXI produjo el mayor flujo turístico, lo que facilitó el acceso a visitantes de las zonas metropolitanas de Guadalajara, León, Querétaro y Toluca, y abrió el destino a nuevos mercados. Para 2013, 40% de los visitantes llegaba por vía aérea y 60 por terrestre (Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta, 2016, p. 126).

  • el mejoramiento en la conectividad terrestre favoreció a los TN de nivel socioeconómico medio y bajo, y atrajo a otros segmentos de las zonas metropolitanas, sobre todo a trabajadores sindicalizados y jubilados, incentivados por convenios impulsados por las autoridades locales y estatales con instituciones públicas federales de carácter social, como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, lo que fomentó un “turismo social” de bajo precio, que se desplaza de forma masiva y estacional a Zihuatanejo. La conectividad terrestre también incentivó al turismo residencial de alto nivel, localizado en Ixtapa. De acuerdo con la información contenida en el Plan Director de Desarrollo Urbano de Zihuatanejo-Ixtapa, ha sido mayor la superficie vendida para uso residencial que para el hotelero: “[…] este destino, que de origen se enfocó en la oferta hotelera, se ha ido consolidando como un lugar de segundas residencias y tiempo compartido” (Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta, 2016, p. 123).

  • la hotelería de alto nivel de Ixtapa tuvo que bajar el precio, para captar los segmentos nacionales de mejores ingresos, y aumentar sus índices de ocupación, además implementó los servicios “todo incluido” y “tiempos compartidos”, para concentrar la captación del gasto. En los últimos años, este tipo de hotelería ha incursionado en el turismo de romance, de bodas y lésbico, gay, bisexual y transgénero, segmentos atractivos por su alto gasto. Por otra parte, los visitantes de ingresos medios y bajos generaron un turismo popular que se movilizó a Zihuatanejo, para minimizar los costos del viaje y abrir la oportunidad para que proliferaran alojamientos informales con servicio de baja calidad. Dichos establecimientos han representado un problema para las autoridades municipales, ya que no cubren el registro oficial correspondiente y, por tanto, no hay garantía de que ofrezcan los estándares mínimos de higiene y servicio.

  • El deterioro ambiental del producto turístico de I-Z produjo un cambio, de un segmento de turistas de alto nivel socioeconómico a uno masivo de menor exigencia. A partir de 2003, el gobierno federal estableció el Programa de Playas Limpias, que implementó un monitoreo bacteriológico de la calidad del agua, a través de la norma mexicana NMX-AA-120-SCFI-2006, que regula los requisitos y especificaciones de sustentabilidad de las playas.4 El gobierno de Guerrero incorporó a I-Z al programa, y obtuvo su primera certificación nacional en la playa El Palmar de Ixtapa, en 2010, y en 2013 la internacional Blue Flag, pero el resto de las playas no lo lograron. Para 2014, la Playa Principal de Zihuatanejo fue calificada como la más contaminada de México (Franco, 2014), además de La Madera, Las Gatas y La Ropa y una de Ixtapa (Varadero) se destacaron por su alto grado de contaminación.

Como se puede apreciar, la evolución de I-Z lejos de dar muestras de estar en una etapa de desarrollo, de acuerdo con el modelo de CVDT, presenta varios signos de declive: reducción de la estadía promedio, concentración estacional de flujos, cambios en la composición de visitantes, disminución tanto de la calidad de los turistas como del producto turístico, y daños al medio ambiente. Los cambios sufridos por el destino han fomentado el crecimiento de la comunidad de Zihuatanejo, y una sinergia centrada en el turismo doméstico, como una alternativa a la estrategia fallida de enclave, propiciada por el modelo del CIP.

Cambios y problemáticas en I-Z

El mayor cambio que produjo la creación del CIP se reflejó claramente en el crecimiento de la población, ya que generó un proceso de terciarización económica y de urbanización acelerada. La construcción de todo el complejo requirió mano de obra para la edificación de los inmuebles (Mota, 1995) y la prestación de los servicios, requerimientos que produjeron inmigración procedente del entorno y de Acapulco, lo que ocasionó que los habitantes, la población ocupada y las viviendas crecieran a un ritmo inusitado.

Durante los años ochenta, la población creció a un ritmo de 9.4%, aumentó 37 615 personas, y se duplicó la de base, de 1980. Aunque el crecimiento del personal ocupado fue menor (7.1%), en la década de 1990 alcanzó su récord histórico, cuando 11 mil personas se sumaron al sector terciario. La vivienda fue el factor que creció más rápido, alcanzó 11.5%, fenómeno que significó la aparición de 9 179 viviendas en 10 años. Durante la década de 1990 hubo una desaceleración en el crecimiento, aunque la tasa del personal ocupado se mantuvo cerca de la cifra anterior, que colocó a 71% del personal en el sector terciario. Los altibajos en la llegada de turistas, entre el año 2000 y 2010, ocasionaron una baja en las tasas de crecimiento de los tres indicadores mencionados. No obstante, se sumaron 13 233 personas a la población ocupada y otras 9 987 viviendas, prácticamente la misma cantidad del decenio anterior (ver Tabla 3).

Tabla 3
Habitantes, población ocupada y vivienda en el municipio de Zihuatanejo de Azueta, 1970-2010

Los datos económicos censales de la primera década del presente siglo proporcionan un panorama complementario, pero a la vez revelador. De acuerdo con las cifras oficiales del INEGI,5 los sectores de comercio al por menor (46), al por mayor (43) y de alojamiento y alimentos (72) concentraban 72 y 68% del total de unidades económicas para 2003 y 2008, respectivamente.6 Sin embargo, destaca la posición minoritaria que estos tres sectores tienen con respecto al 22, que es el de electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final, el cual concentró 80 y 79% del valor agregado total para 2003 y 2008 (ver Tabla 4).

Tabla 4
Indicadores económicos del municipio de Zihuatanejo de Azueta, 2003 y 2008

En este sentido, para 2008, el turismo del municipio (medido por el sector 72) aportaba 29% de personal ocupado, 19 de las remuneraciones y 8 del valor agregado. Visto así, la importancia del turismo radica en su capacidad de ocupar personal, aunque su promedio de remuneración por persona ocupada ($27.5 mil al año) se encuentra por debajo de la media municipal ($41.7 mil). De acuerdo con las cifras anotadas, una persona ocupada en el sector 72 ganaba, en promedio, $70.26 diarios en 2003 (6.7 dólares) y $76.53 en 2008 (7 dólares).7

No obstante que las cifras son bajas, el ingreso en el municipio de Zihuatanejo mejoró paulatinamente, para 1970, 83.55% de la población obtenía hasta un salario mínimo y 57.65% ganaba de menos uno hasta tres, en 1990 (Mota, 1995, p. 115). Para 2010 se estimó que 60.8% de la población ocupada en el subsector de hoteles y restaurantes ganaba entre uno y tres salarios mínimos (Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta, 2016). Cabe señalar, sin embargo, que la condición del empleo hotelero de cadena ha manifestado la misma problemática identificada en otros centros turísticos periféricos (Cañada, 2015): eventual, parcial y subcontratado, como lo constató Brenner (1999) para el caso de I-Z.

Los cambios físicos generados por el proceso de urbanización acelerado se detonan a partir de la política e inversión públicas emprendidas por el gobierno federal, al crear una “zona turística” en un asentamiento alejado de Zihuatanejo (ver Figura 1), cuya expropiación de suelo, construcción y mantenimiento corrió a cargo del erario federal. En el centro de Zihuatanejo también se expropiaron tierras ejidales, en un polígono que abarca 2 230.04 hectáreas (Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta, 2016). Así fue como FONATUR se quedó como operador y gestor de Ixtapa, mientras que Zihuatanejo quedó a cargo del Fideicomiso Bahía de Zihuatanejo. Dichos organismos se encargaron de la indemnización de los terrenos expropiados -que aún no se han liquidado totalmente (La Plaza, 2017)-, lo que convirtió al ordenamiento urbano en una tarea complicada. Con base en lo planteado en el Plan Director de Desarrollo Urbano de Zihuatanejo-Ixtapa, Guerrero 2015-2030, se puede aducir que son dos los procesos que conforman la problemática urbana de Zihuatanejo: la turistificación del suelo y la pauperización de la periferia. En relación con el primero, en la zona centro se concentraron los servicios turísticos de carácter popular, y se tornó en un espacio comercial anárquico por la mezcla de usos, la sobreocupación del suelo y el conflicto vial incontrolable en sus estrechas calles. Por otro lado, en el litoral de la bahía la privatización ha sido paulatina por parte de empresas y residencias turísticas, para conseguir la rentabilidad del escenario natural. En la zona centro y en el litoral, la disposición del suelo pronto se volvió limitada y costosa para la población local, por lo que la necesidad urgente de viviendas, ante el crecimiento inusitado en las décadas de 1990 y 2000, derivó en la formación de colonias que remontaron la serranía, y se fueron extendiendo a lo largo de las carreteras, manglares y esteros. El área urbana creció en 1 070 ha, entre 1995 y 2012, a un ritmo de 2.4% anual, de manera anárquica, precaria e irregular (Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta, 2016).

La pauperización de la periferia se debió a la proliferación de asentamientos humanos irregulares (AHI) en zonas no aptas para el desarrollo urbano, derivado de la tenencia irregular de la tierra, así como de la preminencia del uso turístico del suelo. Estos asentamientos carecen de servicios e infraestructura básica, y no tienen los estándares mínimos de calidad en las viviendas. Sus habitantes se encuentran en situación de pobreza, y están sujetos a desalojos y reubicaciones forzadas. En 2005 se identificaron 42 AHI, y en 2016 se censaron otros 26. La problemática se torna crítica al reconocer que “[…] el área de estudio carece de zonas aptas para el crecimiento urbano, particularmente de suelo para vivienda destinado a personas de escasos recursos” (Ayuntamiento de Zihuatanejo, 2016, p. 138). Las condiciones urbanas en I-Z son muy dispares; por una parte existen lotes destinados a usos turísticos, controlados por el FONATUR8 y el Fideicomiso Bahía de Zihuatanejo, para la venta de terrenos del CIP y, por otra, no hay suelo disponible para el crecimiento de la población, sobre todo para la más vulnerable. El enclave turístico, a pesar de su origen planificado con miras al desarrollo, fraccionó el espacio y provocó discontinuidad del paisaje y ruptura en su dinámica, además produjo alta segregación socioeconómica y acentuó la desigualdad microregional (Dávila, 2014; Núñez y López, 2016; SECTUR, 2000; Telfer y Sharpley, 2016) que aumenta conforme transcurre el tiempo.

La urbanización acelerada activó el deterioro ambiental, que impactó a I-Z. El crecimiento desbordado de la vivienda derivó en una sobrecarga en el consumo de agua; para 2015 se calculó que 34% de las colonias de Zihuatanejo recibían agua potable a diario (Ayuntamiento de Zihuatanejo de Azueta, 2016). El problema no solo se refiere al agua potable, sino a la gestión de las aguas negras, ya que las plantas de tratamiento presentan problemas de capacidad y separación de sólidos, por lo que el agua tratada es de baja calidad y mayormente descargada al mar, lo que contamina la franja costera. Por consiguiente, las condiciones urbana y ambiental han sido desfavorables para la calidad de vida de la población, no obstante, en los indicadores sociales de Zihuatanejo su repercusión parece moderada (ver Tabla 5).

Tabla 5
Indicadores sociales del municipio de Zihuatanejo

Los indicadores del IDH y el de IM dan cuenta de una situación más propicia que la del contexto de Guerrero y del país, sin embargo, la condición del ingreso y la pobreza mantiene a la mitad de la población en rezago y vulnerable en cuanto al acceso a servicios de salud y calidad de la vivienda.

Entonces, la implantación del modelo turístico de enclave, como estrategia de desarrollo en Zihuatanejo, generó expectativas en el contexto regional que provocó inmigración y un alto crecimiento de la población, de la ocupación y de la vivienda durante la década de 1990, lo que disparó el crecimiento urbano y los requerimientos de infraestructura, servicios básicos y condiciones de bienestar. Al caer el comportamiento del mercado turístico internacional, al inicio del nuevo siglo, y sustituirse por mercados nacionales de nivel socioeconómico menor o de derrama escasa, se ralentizó el crecimiento. Aunque los salarios turísticos y comerciales promedio (sector 46) no cayeron en el trascurso de la primera década del presente siglo, fueron incapaces de cubrir rezagos importantes de bienestar y de superación de la pobreza para la mitad de la población. En la Tabla 6 se sintetizan los factores que originan el declive en la evolución turística de I-Z.

Tabla 6
Síntesis de los factores exógenos y endógenos causantes del declive en I-Z

Conclusiones

De acuerdo con lo establecido en el planteamiento teórico-metodológico sobre las líneas de análisis que guiaron esta investigación, los hallazgos obtenidos sobre la evolución de I-Z como destino turístico muestran fehacientemente un comportamiento de declive, evidenciado por el conjunto de signos negativos que presenta la demanda, la oferta y los cambios estudiados. El ascenso aparente que desvela la llegada de turistas, y que clasificaría al CIP en una etapa de “desarrollo”, queda desenmascarado al conocer la recomposición de los flujos turísticos y el comportamiento de los indicadores de la estadía, la estacionalidad y la ocupación.

En efecto, se observa una simultaneidad de indicadores de etapas distintas, tal como lo afirmó Hovinen (2002), y coexisten los de crecimiento (la llegada de turistas y la población ocupada en el sector turístico), de estancamiento (la oferta de cuartos disponibles y las remuneraciones del personal) y de declive (la estadía y los precios), que proporcionan una imagen ambivalente de su estadio ofuscando una visión sobre su realidad, sin embargo, el diagnóstico de declive que se sostiene aquí se cifra en reconocer la recomposición de los flujos turísticos, la pérdida de calidad del destino y las dificultades para garantizar un turismo sostenible, de acuerdo con la metodología de la Comisión Europea. De hecho, no se podría afirmar estrictamente que I-Z alcanzó una etapa de consolidación, puesto que el turismo no llegó a convertirse en el sector económico dominante del municipio.

Desde la perspectiva de esta investigación, I-Z tuvo un ciclo de vida frustrado que detuvo su etapa de desarrollo planificado como destino turístico internacional en 2001, y a partir de entonces tuvo que empezar una recomposición de su dinámica turística improvisando acciones que le permitieran afrontar su nueva situación de destino turístico nacional. Este cambio drástico, provocado básicamente por los factores exógenos, ha dado lugar a un ciclo de vida desordenado y descontrolado, sin que los gestores y prestadores de servicios renuncien a su pasado turístico internacional. Cabe señalar que el repunte del TE se avizora como algo muy difícil de lograr, dado que hay factores que siguen presentes como la publicidad negativa, la inseguridad del entorno estatal y el posicionamiento de los destinos del Caribe, y que se proyectan sin cambio para el corto y mediano plazo.

Aunque la capacidad de carga del destino nunca fue rebasada con respecto a la cantidad de población, los cambios generaron problemáticas urbanas, ambientales y sociales, como los asentamientos irregulares, la contaminación del mar y la falta de calidad de la vivienda. Sin embargo, la derrama económica derivada del turismo ha significado un gran beneficio en términos de la población ocupada y sus remuneraciones, dada la condición de marginación del contexto estatal en el que se asienta, por lo que los habitantes valoran sobremanera la actividad turística: “teniendo turismo, todo el mundo está contento” (entrevista con el delegado estatal de Turismo, 4 de mayo de 2016). Entonces, el caso de estudio demuestra que en un destino en declive no necesariamente existe una correlación entre beneficios económicos bajos y muchos problemas ambientales y socioculturales, puesto que en I-Z a los beneficios económicos que provee el turismo se les da gran valor, a pesar de los problemas urbanos, ambientales y sociales que ahora enfrenta.

En prospectiva, se puede decir que hay una probabilidad elevada de que el destino se consolide como uno de los favoritos de playa del turismo doméstico en México, dada su cercanía con mercados nacionales importantes, su precio competitivo y su imagen como una ciudad “pacífica”, en contraste con la violencia del puerto de Acapulco, su vecino. De lograr la mejora de la calidad sustentable de las playas, se podría renovar el perfil del visitante nacional, y acercar a segmentos de mayor gasto turístico y con conciencia ambiental.

De hecho, para contrarrestar los signos de declive enunciados aquí, y alcanzar una prospectiva mejor, se podría establecer una estrategia integral de intervención con dos vectores: renovar la calidad del destino y mejorar la calidad de vida de la población. En ambos casos, la atención al manejo ambiental de los residuos sólidos y el tratamiento de aguas negras es primordial, puesto que se requiere recuperar la calidad de las playas y resolver la contaminación que perjudica a los recursos marinos, a la población y a la atracción de los turistas. En la renovación de la calidad del destino es importante la regulación de los servicios de alojamiento, para garantizar que sean satisfactorios y evitar la competencia desleal.

Para mejorar la calidad de vida de la población es imperativo resolver el ordenamiento urbano, implementar programas sociales de mejora de vivienda y otorgar infraestructura y servicios básicos requeridos en la periferia (Vera y Baños, 2010), todo con procesos de planeación y gestión participativa (López, 2011). También valdría la pena reflexionar sobre una política de contención de crecimiento urbano y desincentivar la inmigración, para cubrir los requerimientos sociales de la población actual, y romper la sinergia del aumento demográfico causada por la inmigración laboral de décadas pasadas.

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Notas

1 INEGI. Proyectos estadísticos. (http://www.beta.inegi.org.mx/datos/?init=2); CONAPO. Dinámica demográfica y proyecciones de población. (http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/Publicaciones).

2 FONATUR. Documentos. (https://www.gob.mx/fonatur).

3 www.ixtapayzihuatanejo.com

4 CONAGUA. Programa Playas Limpias, Agua y Ambiente Seguros (Proplayas). (https://www.gob.mx/conagua/acciones-y-programas/programa-playas-limpias-agua-y-ambiente-seguros-proplayas).

5 Censos Económicos. (http://www.beta.inegi.org.mx/datos/?init=2).

6 El sector comercio, tanto al por menor como al por mayor, integran la sinergia turística del destino, por lo que se asumen como parte de las actividades económicas encadenadas a él.

7 La conversión peso-dólar está calculada al 30 de junio de 2003 y 2008 (http://www.idconline.com.mx/).

8 FONATUR. Acciones y programas. (http://www.fonatur.gob.mx/es/terrenos/index.asp).

Cómo citar: Osorio García, M., Deverdum Reyna, M. E., Mendoza Ontiveros, M. M., y Benítez López, J. (2019). La evolución de Ixtapa-Zihuatanejo, México, desde el modelo del ciclo de vida del destino turístico. región y sociedad, 31, e1012. doi: 10.22198/rys2019/31/1012

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