Reseñas
María Eugenia de la O y Cirila Quintero (coords.) (2002), Globalización, trabajo y maquilas: las nuevas y viejas fronteras en México
Luis Reygadas*
México, Plaza y Valdés- CIESAS-Fundación Friederich Ebert- AFL-CIO, 461 pp.
* Departamento de Antropología,Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Se le puede enviar correspondencia a 1a. Cda. Prol. Abasolo 142-16, Valle Escondido, C. P 14600, México, D. F., Teléfono 01 (55)5641 -8848. Correo electrónico: lreygadas@yahoo.com.mx
El libro Globalización, trabajo y maquilas: las nuevas y viejas fronteras en México, coordinado por María Eugenia de la O y Cirila Quintero, tiene una virtud poco frecuente en los estudios sobre maquiladoras en México: se preocupa más por brindar análisis concretos sobre el desarrollo de las maquiladoras en diferentes regiones del país que por tratar de demostrar la validez de alguna teoría, hipótesis o modelo acerca de este tipo de industrias. Para bien o para mal, la discusión sobre la industria maquiladora de exportación en nuestro país ha estado marcada por diversos intentos de definir cuáles son o han sido las características principales de dichas plantas, para lo cual se han utilizado diversos modelos explicativos, desde los más simples, que meten a todas las maquiladoras en el mismo costal, hasta los más sofisticados, que advierten sobre la diversidad de estas empresas en lo que se refiere a desarrollo tecnológico, sistemas de organización del trabajo, relaciones laborales, inserción en cadenas productivas, etcétera. Ha aparecido así, durante los últimos veinticinco años, una abundante bibliografía sobre las maquilas, sustentada en investigación empírica rigurosa, pero también fuertemente influida por los debates entre partidarios de diferentes modelos, en particular cuando se trata de textos que hablan de las maquilas en general. El texto coordinado por Quintero y De la O es una excepción, porque presenta una visión panorámica de las maquiladoras, pero con base en estudios de caso.
El libro consta de diez estudios monográficos, cada uno dedicado a una diferente región en la que se han desarrollado las maquiladoras, comenzando con las tres ciudades con mayor expansión y tradición de esta industria en la frontera norte (Ciudad Juárez, Tijuana y Matamoros), siguiendo con cuatro ciudades del norte en donde la maquiladora ha tenido un crecimiento más limitado, más errático o más reciente (Nogales, Piedras Negras, Mexicali y Hermosillo), para terminar con tres regiones no fronterizas en las que la industria se ha expandido durante los últimos años (Jalisco, Aguascalientes y Yucatán). El texto se complementa con una breve introducción redactada por las coordinadoras y una sección de conclusiones en las que se incluyen los comentarios al escrito hechos por Rocío Guadarrama, Patricia Arias y Luisa Gabayet.
El gran acierto del libro Globalización, trabajo y maquilas: las nuevas y viejas fronteras en México es historizar y espacializar el análisis de la maquila, es decir, poner el acento en describir los procesos específicos que ocurrieron en cada lugar en el que se instalaron las maquiladoras, que fueron muy diferentes en cada caso. Otros autores ya habían señalado la diversidad que existe entre las distintas empresas maquiladoras (Wilson, 1992; Carrillo y Hualde, 1997), pero este volumen permite comprender mejor la diversidad que existe entre las regiones maquiladoras. Como muestra la amplia bibliografía incluida al final del libro, se han publicado muchos estudios sobre distintas localidades en las que han proliferado estas empresas, pero pocas veces, o quizás nunca, se habían reunido en un solo texto análisis de tantas regiones, lo que implica un importante trabajo de coordinación y de conjunción de esfuerzos. Su lectura permite, en poco tiempo, tener una idea muy amplia de las diferentes historias regionales que se han generado a partir de y en torno a la expansión maquiladora.
Me parece que lo más llamativo de esta obra es la recuperación de las particularidades específicas de cada historia local. El lector podrá encontrar muchas de estas particularidades a lo largo del libro. Menciono algunas de ellas sólo a guisa de ejemplo. En Ciudad Juárez, caso analizado por María Eugenia de la O, llama la atención la pujanza de los negocios fronterizos desde hace muchas décadas, lo que propició la existencia de promotores locales que desempeñaron un papel importante, primero en el lanzamiento del Programa de Industrialización Fronteriza, y después en la atracción de grandes plantas de ensamble que convirtieron a Juárez en la ciudad maquiladora por excelencia. De manera similar, Alfredo Hualde describe cómo la expansión de la maquiladora en Tijuana corre al parejo de un rápido crecimiento del sector servicios, de modo que la maquiladora se entrelaza con otras redes sociales, en un proceso en el que industrialización y urbanización se retroalimentan constantemente, y en el que los cuadros profesionales que circulan en las maquilas, en las instituciones educativas y en otras empresas desempeñan un papel crucial. Muy diferente es la historia de Matamoros, narrada por Cirila Quintero, en donde la existencia previa de organizaciones de jornaleros contribuyó a la formación de sindicatos fuertes en las maquiladoras, que hasta la fecha son un actor central en las relaciones laborales en esta frontera tamaulipeca. Estas tres ciudades representan casos paradigmáticos del crecimiento de las maquiladoras en la frontera norte durante más de tres décadas.
En otras ciudades norteñas, las maquiladoras han tenido una historia más accidentada, en buena medida por las características de los actores locales y de las dinámicas regionales. En Nogales, nos relata Kathryn Kopinak, la asociación de maquiladoras ha constituido un enclave muy cerrado, que propició el nacimiento de los programas shelter, que pese a sus ventajas a corto plazo para las empresas, no han sido tan exitosos para el crecimiento sostenido de las maquiladoras en la ciudad. También son llamativos los dormitorios para trabajadores de maquiladoras que han existido en esa ciudad de la frontera sonorense.
Si las maquiladoras de Nogales se han visto limitadas por el excesivo celo de los empresarios locales, en Piedras Negras no se consolidaron por la falta de interés en ellas por parte de los hombres de negocios de la región, entre otros factores mencionados por Cirila Quintero en el estudio de esta ciudad. Así, las maquiladoras instaladas allí continúan operando con un patrón tradicional de tecnología atrasada. Un rasgo significativo es la influencia que tuvieron sindicalistas mineros y electricistas de la región en la formación de sindicatos en las maquiladoras de Piedras Negras, pues se han destacado por su capacidad para negociar algunos aspectos laborales relacionados con la productividad.
A su vez, en Mexicali, caso estudiado por Araceli Almaraz, las maquiladoras tuvieron un nuevo impulso a partir de la firma del TLCAN. Allí el sello característico fue la fuerte presencia de plantas de origen asiático en la rama electrónica.
Algo similar sucedió en Hermosillo, en donde el TLCAN motivó el crecimiento de las maquiladoras de confección de ropa. En su estudio sobre esta urbe, Martha Miker señala que 51% de las plantas de confección de la ciudad tiene capital de origen mexicano, lo que contrasta con lo que han sido las maquiladoras electrónicas y de autopartes en todo el país, en las que la presencia del capital mexicano ha sido mínima. Estas cuatro ciudades serían ejemplos de los claroscuros de la maquila en el norte del país.
Muy distinta es la trayectoria de las maquiladoras en otras partes de la República Mexicana. María Eugenia de la O explora el caso de Guadalajara, en donde estas fábricas son apenas una parte muy pequeña de un desarrollo industrial de larga data, complejo y diverso. Este contexto industrial posibilita que las maquiladoras tengan mayor vinculación con otras empresas, tanto extranjeras como regionales, para constituir conglomerados industriales orientados a la exportación.
En Aguascalientes, como lo muestra Fernando Camacho, la existencia de una industrialización previa también favoreció el crecimiento de las maquiladoras de confección durante los últimos años, con una importante participación del capital mexicano (75% de las empresas), pero los vínculos entre las empresas son, a juicio del autor, un mero "agrupamiento" y no un verdadero distrito industrial que permita la innovación y el desarrollo sostenido.
Por último, Josefina Morales, Ana García y Susana Pérez nos describen la experiencia de crecimiento maquilador que más se aparta de las experiencias anteriores, que es la de las maquiladoras de la península de Yucatán, muchas de las cuales emplean personal de origen maya y se ubican de manera dispersa en pequeñas comunidades rurales o semirrurales, además de que se encuentran influenciadas por la historia previa de la industria del henequén.
Un dato curioso: Globalización, trabajo y maquilas es, en lo fundamental, un libro hecho por mujeres. La coordinación recae en dos investigadoras, en la redacción de los estudios monográficos participan ocho mujeres y dos hombres y las conclusiones las escriben otras tres mujeres. Otro dato también curioso: el único de los artículos que aborda de manera explícita un análisis de género es el redactado por Alfredo Hualde. Tal vez la alta proporción de mujeres en el libro sea una casualidad o tal vez responda a la manera en que se van constituyendo las redes de investigación, pero me parece que es muy positiva y este grupo de investigadoras logró reunir material de gran riqueza.
En sus virtudes, el texto lleva sus debilidades. Permite conocer la diversidad de la industrialización maquiladora en distintas regiones, pero en ocasiones es demasiado descriptivo, dado que no se logró construir una perspectiva teórica común que articulara todas las colaboraciones. En sentido estricto, el libro carece de introducción y de conclusiones, ya que la introducción es muy simple, se limita a presentar la obra sin formular problemas o preguntas que aludan a todas las colaboraciones. Por otra parte, en las conclusiones se incluyen comentarios y cuestionamientos muy interesantes de Rocío Guadarrama, Patricia Arias y Luisa Gabayet, pero no hay verdaderas conclusiones en las que los autores de los ensayos o las coordinadoras del volumen recojan las diversas líneas de análisis que aparecen a lo largo de él y las proyecten hacia una discusión más amplia. Me parece que María Eugenia de la O, Cirila Quintero y todos los autores de este trabajo nos han dado un excelente texto sobre las regiones maquiladoras en México, pero nos quedan a deber una reflexión teórica de mayor envergadura a partir de sus hallazgos.
Bibliografía
Carrillo, Jorge y Alfredo Hualde (1997), "Maquiladoras de tercera generación. El caso Delphi-General Motors", Comercio Exterior, vol. 47, no. 9, septiembre, pp. 747-758.
Wilson, Patricia (1992), Exports and Local Development:Mexico's New Maquiladoras, Austin, University of Texas Press.